LA BATALLA DE LOS SENTIDOS
Permíteme una advertencia,
no por sincera, nada casual,
yo soy así, y no soy diferente,
hasta aquí, todo normal,
cuida pues, que la tensión no aumente.
La irreconocible modestia,
me hace ser intransigente
con tus gestos tan falseados,
yo que fui tan lógico y coherente
y que sufrí tratos desajustados.
Los violines de la orquesta,
sueltan, notas divergentes
que me encumbran los sentidos,
ahora suaves, ahora turgentes,
adulando, sentimientos ya rendidos.
Cuando en la cúspide de la batalla
escucho el aterrado clamor
del grito callado y ausente,
más abrupto y estremecedor,
que la metralla más potente.
El poder sólido y temperamental,
choca con la bondad prudente,
el amor fino, sensato, e inmortal,
solo habita entre la gente corriente.