Mauro Enrique Lopez Z.

Bueno Dias Linda

Buenos días linda, le decía a una dama 

que pasaba todo los días por mi vereda,

y cómo presumía de bella, ni la jota 

respondía.

 Dejó su pasar un tiempo 

y, me preguntaba a mismo: que le habría 

pasado a esa lindura! 

Que casualidad, en una casita de caña vivía ella al verme, cómo se puso, porque no pudo ocultar 

su sencilléz y, le dije buenos días linda; 

ella sonrió. Que bonito es su hogar 

donde vive, solo sé que hoy aprendió 

a ser humilde, que la belleza se acaba. 

Lo bonito es que ahora somos buenos 

amigos así de sencillo.