Con ansias locas te escribía mis versos
de amor y, tú lo recibías en esas noches
de soledad que tú tenías.
Que locura la tuya que querías estar conmigo; yo cómo rezaba a mi Dios para que se
cumpla ese deseo de los dos.
Llegó el día, nos amamos y fuimos felices
los dos.
Hoy me invade la melancolía, al ver que
la distancia nos separa a los dos pero,
sigues en mi pecho desde esos días
de amantes, en aventura y amor.