Las luces encienden la ciudad,
Y tumultos hierven en cada esquina,
Grupos marcados por la desigualdad,
Rezan, pero la fe se les avecina.
En las calles, cascarones vacíos,
Se encuentran a toda hora, sin cesar,
Siempre sombríos, llenos de hastío,
Las sonrisas se han perdido en este lugar.
Los días pasan, todo sigue igual,
Soportar las penas, un hábito mortal,
El rosal se marchita, sin poder florecer,
En un mundo donde es difícil creer.