se me hace posible todo el
ángulo anverso y la geometría
de mis dieciséis ahora en la
frontera del estanque
se cobija más tierno el hachazo
infernal de la fruta de siempre
se va volviendo intrascendente
el ruido de motores
y
parlantes odiosos
grasosos
(pecosos)
es casi angelical definitivamente
el olor de juzgados y jueces
podridos en su malestar