Naturaleza, sinfonía celestial,
donde cada nota es un canto vital.
Con brotes verdes y flores de coral,
tu pincel dibuja el cielo y el mar.
En tus valles, el viento susurra canciones de amor,
historias de tiempos idos, murmullos ancestrales.
Cada hoja, un verso que al viento confía,
susurrando secretos en el aire fresco.
Guardianes celestes, con picos nevados y manto verde,
tus montañas son testigos del alba y el ocaso.
En sus cumbres, donde el aire es puro y fresco,
nace y se oculta el sol,
bañando la tierra con su luz, luz que alimenta la vida.
En la vasta extensión del océano azul,
donde la luz se filtra tenue, un mundo que espera ser hallado.
Coral blanco y naranja, peces de colores vivos,
danzan en la corriente,
creando un espectáculo de luz y movimiento.
Las algas, bosques submarinos,
ocultan tesoros y criaturas fantásticas.
Bajo el manto estrellado y silencioso de la noche,
la luna, perla luminosa, teje sueños infinitos.
En el corazón palpitante de cada brote,
la vida, fuerza indomable, resurge, resurge vigorosa.
Naturaleza, madre generosa, en ti
encontramos nuestro hogar.
Somos gotas de pintura en tu pincel,
cuidemos cada color para que la belleza perdure.
Sembremos semillas de consciencia
y reguemos con amor este jardín que es nuestro hogar.
Juntos, crearemos una obra maestra que perdure en el tiempo.
Gonci