Cortinas negras y miradas vacías, rugidos de miedo y extrañas cenizas. Solo estoy somnoliento e irritado, y con un diseño de miedo perpetuo.
Oigo un ligero viento y me tapo la cara. Estoy atrapado entre estas paredes blancas, y ya ni siquiera mi vela tiene su cera, y estoy temiendo a este extraño momento. Y ni siquiera ha pasado tanto tiempo.
No tengo ganas de ver; si me volteo, me preocuparé. Y si tengo miedo, enloqueceré.
Despiértame cuando empiece el día, porque cuando puedo ver, no me preocupo de perder mi vida.