Me sentía feliz, emocionado.
Finalmente la iba a conocer.
Mas de un mes hablándonos.Mis ojos la ansiaban de ver.
Yo hombre de medio siglo.
Tenía ya mucho recorrido.
Igual no terminó mi ciclo.
Amor anhelaban mis latidos.
Tome un taxi medio apurado.
Habíamos quedado en vernos
en el café de los enamorados.
Llevé chocolate, flores y versos.
Corría el tiempo impacientado
hasta que finalmente apareció.
El cuerpo femenino imaginado
por mi mente se desvaneció.
Ella tenía una gran espalda.
Sorprendía su porte erecto.
Musculatura y hermosa falda.
Su voz gruesa quería afecto.
Apenas entramos en el bar,
los varones quedaron quietos
de la señora por envidiar
que acompañaba este sujeto.
Tomó mi mano con fuerza.
Pasión amorosa ella ofrecía.
Al verla, explotaba mi cabeza.
Hasta el cuello el agua tenía.
Suspiré por varios segundos.
Advertí que se había afeitado.
Le dije, pues se caía mi mundo:
hombre, yo pateo para otro lado.
Vito Angeli