Aurora fantasiosa en arrullos hechizados de realidades a contratiempo,
sobre un recuerdo llorado que florece \"a flor de piel\".
¡Resto incierto de una reverencia perdida!
Nada duda en las luces extrañas que cavilaban en mí.
Ni los dedos incomprensibles y mudos,
ni el tambor frágil de la sabiduría,
pasando páginas en los libros felices de la felicidad fotografiada.
Un toque convocado en el cáliz
de una mano purificada por siglos ingratos.
Cientos de dones, en mansedumbre, acecharon alguna vez,
y un ojo temeroso, atrapado en los matices
aprensivos de fallas idílicas, avanza a vivir de mi sueño crepuscular.
Se difunde una mengua renovada
con su sorpresiva feminidad de gran intensidad,
hablando por encima de los balbuceos desdichados.