Como una pluma delicada en el aire,
lenta, una vida comienza a pintar,
colores suaves, cálidos, de luz sin par,
en cada trazo, alegría al esbozar.
Destellos de instantes que el alma guarda,
momentos fugaces que laten al andar,
familiares se vuelven, como quien tarda,
en olvidar lo que siempre ha de amar.
Un papel en construcción, en silencio envolvente,
cada detalle oculto, en calma aparente.
Ese silencio, vibrante, profundo y ferviente,
es melodía muda que al corazón lo siente.
En él se esconden verdades sin voz,
se revelan en miradas, ventanas de solaz.
Ojos que cuentan historias, secretos de dos,
anhelos y miedos que el alma esconde en paz.
Como un libro abierto solo para elegidos,
es un misterio que atrae, un velo de serenidad.
Cada encuentro, un viaje hacia lo desconocido,
un corazón que elige con cuidado su verdad.
En esa quietud, el rosa se revela,
brillando con ternura y pasión en su estela.
Es un símbolo de belleza y profundidad,
reflejando lo oculto, esperando ser verdad.
Estas palabras, trazos en papel con amor,
una carta que intenta capturar lo inefable,
pues solo el corazón comprende su clamor,
lo que en el alma se esconde, tan amable.