José Fas Fonfría
UN LOCO AMOR.
UN LOCO AMOR
Estas cansada, haces un alto, te sientas
y descansas un poco en el sofá, y piensas.
Piensas y no sabes, como has podido llegar
a donde has llegado, te sientes joven,
sientes que aún puedes disfrutar del amor,
la vida no se ha portado bien contigo.
Estás casada, tienes marido, hijo, y dos nietos,
quieres a tu marido, pero él no te hace feliz,
vienen siendo continuas sus visitas al hospital.
Quieres disfrutar del amor, aún estás a tiempo.
A ojos de cualquiera, tienes una familia perfecta,
y es que lo tenías todo, todo… menos el amor.
Bueno, el amor también lo tenías, claro que sí,
lo tenías, y lo tienes, pero estaba casi muerto,
muy escondido, en lo más profundo de tu interior,
es más, lo tenías y no sabías que lo tenías,
y tuve que llegar yo, para hacértelo aflorar,
para sacarlo a flote y revivirlo con mis besos.
Nos hemos amado, has sentido lo que nunca
habías sentido en toda tu vida, no lo puedes negar,
lo he visto con mis ojos, lo he sentido a tu lado,
y tu boca me lo ha confirmado ávida y ansiosa,
en repetidas ocasiones, has vivido conmigo
lo que nunca viviste, ni siquiera, con tu marido.
Me amas, tu boca me lo repite continuamente;
y tu amor te provoca unos celos incontrolables,
que hacen que me sienta aprisionado por ti.
Continuamente me dices que vives pensado en mí,
y que quieres estar conmigo, solo conmigo,
y aprovechas cualquier oportunidad para hablarnos.
Por tu situación, nos vemos solo esporádicamente,
solo cuando lo permiten tus obligaciones sociales,
yo soy consciente de, en donde estoy metido,
y lo acepto, lo acepto porque también te quiero,
también tú eres para mí lo mejor que he tenido…
hasta ahora, y vivo muy enamorado esta aventura.
No te quiero dejar, ni tampoco te quiero perder,
los dos, nos lo decimos con pasión muy a menudo,
aunque también los dos sabemos, que continuar
así, no es posible, tú tienes a tu familia esperando
y a mí me espera mi soledad, la que me acercó a ti,
la soledad que no me advirtió de las consecuencias.
Las consecuencias de quererte están muy claras,
vivir ilusionado, pero sin rumbo en mi trayectoria,
sufrir en amarga soledad el sosiego de no tenerte,
sentirme celoso de lo que no puede pertenecerme,
sentirme atado y prisionero de este amor inconsciente,
un amor inconsciente, pero muy apetecible y anhelado.
Dicen que el tiempo lo suele curar todo, y será así,
si así lo dicen quienes entienden del mal de amor,
pero los que han vivido y sufrido en sus carnes
este mal, son los que menos saben de su remedio.