Aunque no te lo creas
he seguido tus pasos,
esas huellas livianas
que en la arena quedaron.
Y siguieron mis ojos
por la orilla buscando,
a la dulce figura
de tu cuerpo adorado.
Pero solo la bruma
devolvía el regazo
de ese mar sin fronteras
traicionero y amargo.
Suspiraban las olas
y dejaban su canto,
con su coro soberbio
y tan bien entonado.
Yo pensaba en tus ojos
tan sinceros y claros,
y veía con ellos ,
ese cielo estrellado.
Y sentía tus besos,
y quería tus labios,
con la tierna caricia
de ese néctar sagrado...
Aunque no te lo creas,
te seguía buscando,
mariposa, sin nombre,
con tus ojos castaños.
Y temblé como un niño
y sentí que mis manos,
precisaban las tuyas
en el corto verano.
Porque pasan los días
y el verano de largo.
y se quedan mis ojos,
con la lluvia, llorando...
Rafael Sánchez Ortega ©
18/08/24