Arranca cochecito mío
que son las dos de la tarde
y estamos en un atasco,
toma tu tiempo, pero arranca
sin dar petardazos
ni grandes tirones,
los años se notan
en tu figura obsoleta,
pero tira un poquito
aunque sean diez metros.
La calma no existe
en un gran atasco,
venas de cuello
asoman por las ventanillas,
puños en alto
alteran mi calma,
rostros furiosos
que pitan sin parar
dándole al claxon.
¡Qué gran atasco
a cuarenta grados!
Arranca cochecito mío
que nos llueven los insultos
de acalorados conductores.
Que mi cochecito
es muy viejo y curado de espanto
y en esta carretera
tan solo quiere
detenerse un buen rato.