Granada
Bajo la luz de tus noches morunas,
cuando miro a la alcazaba
entre suspiro y suspiro,
las estrellas te iluminan
¡Granada!
Me llegan sensaciones de locura
del embrujo de tu alhambra,
despacio sobre mi sombra
voy buscando tu ternura.
¡Granada!
Que en mi lucha, con bravura castiza,
de sangre mora y cristiana,
siempre serás capitana
de brava tierra andaluza.
¡Granada!
Afrontaré con bravura, las penas
que a mí me lleguen del alma,
sin perder nunca la calma,
aún cargado de cadenas.
¡Granada!
Prefiero encontrarme preso en tu alhambra,
a nunca poderte ver,
que sería un padecer
para mi cuerpo y mi alma.
¡Granada!
No podrán arrojar de tus murallas
a los que por ti murieron
aunque perdieran batallas,
porque abrazándote están
por jardines de la alhambra
como a su hermosa sultana
¡Granada!
Fue la alhambra tu palacio
de jardines y murallas,
las que viviste despacio
desde la noche hasta el alba.
¡Granada!
Tú, que naciste Andaluza, sultana,
y llevas sangre de mora
recorriendo por tus venas,
también lo eres cristiana
¡Granada!
Cuánta gloria, en tus murallas
regadas con gran pasión,
defendiendo en mil batallas
cada cuál con su razón,
esa joya milenaria
llevada en el corazón.
¡Granada!
Yo, que he nacido en tú tierra
y me siento muy español,
también siento ese dolor
por esa triste expulsión,
impuesta por perdedor
con destierro de tu alhambra.
¡Granada!.
José Ares Mateos