Me siento triste
como el árbol en otoño
por las hojas caídas.
Mi corazón implora
sobre
los huesos húmedos,
como tallo seco y sobre cenizas blandas,
que el llanto acabe.
Mi gente llora
sobre el desierto
al hombre muerto y al huérfano.
La viuda lamenta en el silencio
como río andino golpeándose en la roca;
como roca golpeada por el viento
y la llama destructora.
Diciembre en Lima,
tarde gris, nublada
y desteñida.