La luz de su mirada me ilumina;
su voz, cuando la escucho, me enamora;
su pelo, cuando flota, me acaricia,
si vuela con el viento cuando sopla.
Sus ojos me seducen cuando miran;
sus manos, acarician como diosas;
sus labios, con cariño se deslizan
y besan los contornos de mi boca.
¡Qué digo si me siento complacido,
no hay nada que me falte en mi regazo;
con ella, tengo amor y tengo alivio,
con ella, viajo a diario hasta el espacio,
en donde sin reservas siempre digo:
por todo lo que tú eres... cuánto te amo!