Hay un laberinto justo a la medida, uno que no tiene entrada y tampoco tiene salida.
Hay un laberinto de problemas y mentiras, construido por la mente en busca de alternativas.
Hay un laberinto infinito de preguntas sin respuestas que buscan ser respondidas.
Un laberinto sin puertas, sin ventanas, sin señales de emergencia en caso de necesitar salir a escondidas.
Un laberinto confuso del cual no logro salir sin heridas, hay ramas con espinas, algunas logro arrancar y otras hacen sangrar mas mi herida.
Un laberinto imaginario de reglas y de medidas, uno que voluntariamente nos regala a diario una dosis de melatonina.