Sin duda, muchas veces he fallado,
he fallado sobre todo a mí mismo,
he fallado a la verdad y a lo auténtico,
como la mayoría muchas veces tengo miedo.
Miedo infantil y patético al ostracismo,
miedo a ser injustamente valorado,
miedo a ser cruel y salvaje como a veces he sido,
miedo a ser cínico y oscuro por suerte nunca envidioso.
Miedo a ser social y superficial,
la diplomacia y ser inseguro ha sido siempre mi estilo,
no llevo bien la crítica pero en la autocrítica soy experto,
miedo a parecerme a algún individuo cercano.
Por contrario a la mayoría siempre busco el momento,
el momento de estar solo, el momento circunspecto,
el momento no puede ser más de un minuto,
el momento en la iglesia de reflexión de mi entorno.
Un amigo mío me dijo hoy, que yo era un tipo agradable,
quizás como mi madre, en eso me parezco,
siempre con miedo a decir algo ofensivo o desagradable,
eso para los niños timidos, creo que es inevitable.
Creo que ahora fallo menos a mí mismo,
porque digo que no, si no estoy de acuerdo,
porque solo me enfado cuando hay una reflexión previa por debajo,
porque se que soy humano e imperfecto.
Si he fallado a alguien, siempre le pido perdón,
aunque tarde a veces mucho, tengo un lado malo criticón,
analizo la crítica, la estudio, la exploró,
la mayoría de las críticas no pedidas buscan algo no prosaico.