FRANCISCO CARRILLO

postrado...

Entra la luz en mi cuarto

a través de la ventana,

noto el calor en mis manos

y veo, mis pies atados

a esta cárcel que es mi cama.

 

Mi cuerpo, no me responde

quedó inmóvil en el tiempo,

un accidente de coche

del cual, ya no recuerdo

como ocurrió esa noche.

 

Es un castigo muy duro

el vivir con esta pena,

encerrado en estos muros

sin saber que pasa afuera,

y postrado, en la cama sufro

esta terrible condena.

 

La cabeza solo muevo

por mirar por la ventana,

mi vida se encuentra atada

porque mi cuerpo no siento

y de una enfermera dependo,

que me viste y que me lava.

 

Si me duermo, no me llames

déjame que sueñe mucho,

y aunque me grites, no escucho

pues no quiero despertarme,

y ver que estando así, sufro.

 

Desde ese día fatal

me maldigo cada día,

he dejado de rezar

no encuentro una salida,

para poder escapar.

 

Me lamento a todas horas

de que Dios, me abandonara

que la muerte no me quiso

y desperté, estando en coma

en la cama de este piso.

 

La luz del día se apaga

y otra vez, quiero dormir

mirando por la ventana

veo la luna salir

y sujeto a esta cama,

sueño... que era feliz.