(Soneto en cuartetos concatenados)
Vagaré en el vaivén de tus ensueños,
haciendo que tus ceños se iluminen,
con el astro indomable, y no terminen
en la penumbra aciaga del olvido.
En aquellos poemas donde inclinen
su copa más valiosa en lo vivido,
vagaré, siendo flecha de Cupido.
Y así, en tu vehemencia seré espiga.
Tu cuarto en lo secreto a florecido,
y en él, con sus letritas, fiel te abriga.
Mujer crepuscular, más que una amiga,
vagaré reafirmando tus diseños…
Ya que soy tu poeta, que te irriga
tus claros ventanales ya risueños.