En la niñez; el tiempo sobra.
Esculpiendo sueños y fantasías, se pasaban las horas.
Cuando niño, jugaba con palabras para construir momentos felices.
Ahora, juego a ser poeta, intentando sanar las heridas que trajo a mis orillas
el mar de la vida.
Cuando niño, tocaba el cielo;
saltaba de una nube a otra,
jugando sin miedo a caer.
Ahora -después de haber caído tantas veces- necesito la fuerza
de ser niño para levantarme sin culpa.
Cuando niño, vivía en el eterno presente; un día a la vez; sin afán.
Ahora, los recuerdos son rémoras que me persiguen; implacables.
Los recuerdos malos -a veces- les ganan la partida a los buenos.
De cualquier manera, me acosa el pasado.
Cuando niño, para todo había una cura,
no existía malicia ni en la sonrisa doblez.
¿Adónde se fue la alegría de ser niño
que la sencillez
procura?
¿Cómo puede caber tanto amor y nobleza
en un pequeño cuerpo con alma de cristal?
¿Adónde te has ido cándida y confiada niñez?
¿Acaso, fuiste secuestrada por las garras de la amargura?
¡Adiós niñez, cuanto te añoro!
Te fuiste rauda, de la mano del viento;
silenciosa; imperceptible; llena de momentos.