Yo sé que mi Redentor vive,
porque se detuvo cuando me vio llorando.
Yo sé que mi Redentor vive,
porque en el tiempo de prueba
nunca me abandonó.
Yo sé que mi Redentor vive,
porque me siento desmayar al pensar en la maldad.
Yo sé que mi Redentor vive,
porque al pensar en Él mis ojos se llenan de lágrimas,
y mi pecho se hincha de júbilo.
Yo sé que mi Redentor vive,
porque cuando estoy con Él
me siento la niña que fui,
siento fervor,
amor, gozo, esperanza.
Porque cuando pienso en Él quiero
alabar, gritar a los cuatro vientos:
Cristo es mi Redentor.
Cristo es mi Salvador,
Cristo es mi Señor.
Yo sé que Él vive, aunque
a veces me cuesta sentirlo,
yo sé que Él vive.
Yo sé que Él vive,
sé que lo amo,
sé que Él me ama,
sé que Él me protege.
Sé que Él me acompaña,
sé que Él me prueba.
Sé que me duele pensar en apartarme de Él.
Sé que Él es mi todo.
Sé que Él no me apartará de su lado.
Sé que no me ha de abandonar.