Entre sudor y entre sangre
entre angustias y dolor,
las heridas en mi carne
muestran al mundo quien soy.
Si los clavos atraviesan
mi alma, mi corazón
la corona que me pesa,
son espinas de pasión.
Aquí me tienes rendido
aguantando este dolor
entre espasmos y suspiros.
Aquí entrego mi alma
a cambio de ese perdón
por pecados cometidos.