EXTRAÑOS
Allá...
uno a uno adivinaba
lo que un sueño
podría gestarse.
Sudor y lágrimas
en surcos bajos el sol
se acomodaban hacia el norte
por manos maestras, y humildes.
Necesidades que afloran
a cielo abierto y sin dinero
no dan tregua ni un instante;
más el hambre en la familia
obliga y obliga a cultivar
por unos míseros sencillos.
Y allá, en una que otra certeza;
lejos, muy lejos quedan sus voces
como poetas viejos sufriendo
como espumas de mar en el silencio,
testigos de esa colisión
de esa impotencia, de esa inhumanidad
donde banquetes se festejan
mientras los dueños, con migajas,
apenas se llenan como si fueran extraños.
LMML.