Después, mucho después... cuando ya no estaba, se pudo sentir que la ciudad entera había quedado vacía, así que contaba historias en los espacios en los que seguramente había transitado susurrando a las paredes. El mensaje fue más simple que el de otros días, se corrió la voz en las grietas de las calles más angostas con pequeños roces al respirar en las paredes frías componiendo así este alfabeto, y los enormes edificios desocupados fueron el emisario. Toma atenta nota, esta mañana quiero respirar su piel con pocos discursos, solo respirar su piel.