Me ciño a tu cintura modelando mi voz
como flor de garganta desnuda
persigo carnes de nieve
de algodón cosechado, sin púas.
Túnica despojada de sudores y escalofríos
de débil recuerdo
ocultando deseos de Eros de barrio
cielos de inquietud como ápices
se enervaban sobre colinas místicas.
Sutiles corrientes de fe
bocas ladrando espuma de salubridad palpable
noches de narrativa erótica
en el sosiego de la luna pálida en lecho.
Ahuecando ladera de cielo
despejo las dudas
le abro las manos a la salubridad de tu vientre
y aprendo a vivir con la luz de tus ojos.