Te busqué por todas partes sin encontrarte.
Después del deseo de saber tu edad, tu nombre,
de todas esas amalgamas aprobadas por el instinto,
que culpa se nos impone si desnuda te vi sin requisito.
Y fuiste ola embravecida.
Yo, la orilla que has golpeado
pues naufrago has dejado
mi saliva herida.
Si antes te seguí por todos lados
punteando nuestro camino con entusiasmos
de palabras que quemaron tus ropas
fue por que ahora desnudos nos encontramos.
He despertado deambulando por las calles,
te has exiliado entera en mi cabeza
no sé si exististe vestida o decadente
en ese café donde huiste nuevamente.