El Corbán

CARMÍN

Hoy he sentido, hija mía,
un temblor en el alma al verte,
ya no eres la niña que un día,
jugaba en mis brazos tan fuerte.

Tus ojos, como el alba, brillan,
con sueños que el viento acaricia,
y el mundo, que antes temías,
ahora te invita con suave caricia.

El tiempo ha tejido sus redes,
en tu risa, en tu voz, en tu andar,
y mientras creces, mi niña, tú puedes
ver la vida, que empieza a cambiar.

Aunque en ti florece el destino,
y tus pasos se alejan de mí,
sé que el tiempo, con su cruel desatino,
nos separará, y esto, me duele admitir.

Más, si un día, perdida en la bruma,
sientes frío y eres asediada por el dolor,
recuerda mi niña que, en esta penumbra,
mi alma, que siempre te espera, te brindará calor