Cuanta mujer hermosa cruzó por mi camino,
Agradezco al eterno haberlas conocido.
Mujeres elegantes, mujeres pueblerinas,
Unas, hembras de campo y algunas citadinas
Pero todas, sin duda, son mujeres divinas.
Yo no podría mentirles, porque ese no es mi estilo
Hubo entre mis amores un amor prohibido
Lo viví intensamente, como todo en mi vida.
Amé mujeres santas y mujeres perdidas
Delgadas o llenitas, no me importó medidas.
Hoy me encuentro sereno, viviendo agradecido
Con una hembra a mi lado que me canta al oído
Que me trata estupendo, sea de noche o de día
Me ha otorgado su amor con su melancolía
Doy gracias al creador, doy gracias a la vida.