Siempre hay un motivo por el cual se quiere, sin importar en qué presentación venga, nuestro amor siempre tiene una razón, ya sea porque encuentras paz entre sus rizas o porque detecta los miedos que se te escapan en cada suspiro. Tal vez porque el caos de tu vida se aleja con su presencia o porque, aunque ames el silencio, la melodía de su voz es tu canción favorita. El amor no llega sin motivos, y lejos de lo que se cree, no es cuestión de suerte, pues este nunca llega sin razones y mucho menos sin algunos dolores.