En la danza sutil del amor ardiente,
se mezclan los aromas con fervor,
como un chef que busca en su sazón,
el toque perfecto, el punto candente.
Con sal de besos y pimienta urgente,
se enciende el fuego, crece la ilusión,
y cada abrazo, un plato de emoción,
sabores que el tiempo no desvanece.
En el primer bocado, la dulzura,
despierta los sentidos, los enciende,
la pasión se cocina en la ternura,
mientras tanto el corazón entiende,
que en cada instante hay una aventura,
se alimenta el amor que nunca ofende.