Esta densa niebla en árboles ahogados
esos montículos del centro
donde nace el otro lado de la verdad,
Son resplandores de noche gritando
veredas cansinas de roto andar
espasmos de manantial salobre
cuando acucia la sed de la honestidad.
Yo conozco ese enjambre de besos de Judas.
de esperas anudando magnolias
muerte en riachuelos secos
con esa ligereza de la falsedad
como si fuese nada.
Se posa en mi corazón la nieve
batallones de fantasmas
sobre salmos de desapego
de este rebaño conducido
con el cayado nómada del invierno.