Dios.
Las tinieblas desgarradas por las furias y el llanto,
son largas colas de cometas vociferantes,
quienes van dejando señales, estelas e ignominia,
¡ Hacedor de mundo todopoderoso !
¡Creador tirano, ¿ Dónde te escondes ? !
Sin dudarlo impactan al sol de hielo y creencias,
esparciendo al universo símbolos vehementes,
golondrinas de fuego helado que escupen tormento.
Peregrinos errantes en época de agonía y nacimiento,
reptan a volcanes de cimitarra y metralla,
destruyendo por el nombre del santo reino,
¡ Oh, tu nombre es SUFRIMIENTO INTERMINABLE !
Creyentes inocentes son aniquilados,
y al extinguirse la farsa que les esclaviza,
ofrendan vidas en un banquete de sacrificios,
en la opulencia de sangre se oculta la pleonexía.
La medialuna y la serpiente en trance,
¿ Cómo se regocijan con la miseria de los crédulos ?
Santificados en la glacial meseta de la desolación,
vasijas ígneas de barro y piel,
reciben el oro hipócrita que engorda,
ceba cerdos ilustres de los santos de los últimos días,
con garras afiladas vierten opio a sus feligreses,
susurrando que la eternidad es el mejor Valhalla.
Brillando entre metal y cemento gris,
el ídolo de neón se erige en la desolación,
llueven a cántaros, regalos de necesidades,
sin darse cuenta paso a paso al cautiverio.
En visuales y bellos escaparates, se oye la lexía,
les dice lo que necesitan, así las llaves arderán,
día y noche sobre el tabernáculo, inmolaciones
mientras las manos, ennegrecidas, quedan atrapadas.
El verbo se hizo palabra ¡ Quién quiera que sea !
En granos de arroz, la cerradura de los misterios,
atalayas consumidas por su podredumbre descarnada,
y desde un puente, latidos que se extinguen.
Sangre en las alas, una brutalidad atroz,
la cera de las velas devora los sentidos,
la fe ciega envenena y se cierran las manos,
mientras la espada de justicia a los cielos no llega al deicidio.
Erradicados sobre la ciudad se oyen campanas,
pero la codicia y el ego son animales desbocados,
espejismos de rectitud ocultan la ponzoña,
anunciando muerte y hambruna en cada esquina.
Un panorama lamentable, pisoteando huesos,
y Dios si existe en el plano redentor de la deidad,
o donde la línea no tiene principio ni fin.
¡ Hoy en día todos son su propio Dios ¡
xElthan.