Y resulta que no había ningún monstruo en el armario,
era yo tratando de ocultarme en aquel lugar estrecho.
Llorando otra vez y sin saber por qué,
sin nadie a quien recurrir porque no sé qué decir.
Me duele y no hay herida,
me pregunto ¿de dónde vendrá tanto dolor?
Con ganas de ya no vivir
y sin el valor para morir.