Emilio Barrios

Duele decirlo

Duele decirlo, pero perdió su esencia, perdió su rostro, perdió su verdad, ha bañado sus principios y sus valores con mentiras, con engaños, falsedad.

 

Se dejó arrastrar por nuevas promesas que la volvieron a cegar la vista; la han incitado a cometer los mismos errores del pasado, afectando su precioso futuro.

 

¿Cómo puede ser? ¡Será posible! Teniendo todo lo bueno, caiga en tan rápido engaño nuevamente; quizás jamás ha dejado de amar, de pensar, de olvidar viejos amores, seguramente.

 

Duele decirlo, pero perdió su rumbo, ya no encuentra su norte, perdió esa transparencia que la caracterizaba; el brillo en sus ojos se apagó de la noche a la mañana.

 

El amor que solía fingir para no demostrar su realidad ha salido a la luz. Ahora hace notar que simplemente nunca la tuvo y admite, admite sin decirlo, sin expresarlo.

 

Lo de ella fue un embuste, los hechos son más que las palabras, y desde hacía tiempo su actuar era extraño. Su amor no pertenece a ese hombre que hoy está a su lado, derrotado.

 

Sus besos, sus caricias nunca fueron para aquel que la llevaba de la mano y la quiere de verdad; creo que ella no ama la sinceridad.

 

Prefiere que la mientan, que la ignoren y le sean indiferentes, pues duele decirlo, pero lo cierto es que ella no siente admiración por quien la mira tiernamente.

 

Elegirá y no olvidará a aquel que la menosprecio y no la trató como debió, duele decirlo, pero perdió esa imagen que expresaba confianza; en la sombra se ocultó.

 

Duele decirlo, que ha roto un corazón que ya estaba fisurado; ha herido un sentimiento que ya venía machacado de huellas dolorosas causadas por falsas promesas y abulencia.

 

Todo lo que por años creía que estaba sostenido fuertemente por pilares de franqueza, se derrumbó, se desplomó, duele decirlo; se quebró.

 

Duele decirlo, pero no es lo mismo: amar sin que te amen, no pudo superar viejos amores, se dejó llevar por antiguos besos y deseos.

 

Y por recordar viejos tiempos, hoy ese ser que duerme en su misma cama camina entre los vivos como si fuera un cadaver porque ya no siente nada.