El amor es delicado, frágil como un corazón de cristal, es precioso poder ver cuando dos corazones son transparentes y pueden verse entre sí, más bien, es precioso poderte reflejar en alguien que se refleje en tí, es doloroso cuando el brillo se desvanece, es horroso sufrir por algo que representa lo opuesto a sufrir.
Pues el amor es delicado, es un placer y un horror, cuando se disuelve como tinta en mar, cuando se distorsiona, cuando se rasguña entre sí, cuando es un juego que fracasa en tomarse enserio.
Brindo por las memorias de un amor borroso, brindo por el gusto de beber y olvidar un amor roto, quebrado y opaco, manchado y dañado.
Corazones rotos que alguna vez brillaron, brinden cuántas veces sea necesario, limpien su cristal antes de pretender limpiar otro, pues quién no puede sanar en soledad, la soledad siempre sufrirá, en soledad siempre quedará.
Las manchas se pueden cubrir con otras, pero como cualquier cicatriz, se podrá infectar, extenderse y jamás sanar.
Cubrir y confundir, fingir soñar cuando esperanzas no hay, ilusionar y desilusionar, arrepentirse y repetir un ciclo vicioso que huye de si mismo y a su vez teme no tener de quien huir ni a quien perseguir, amando por necesidad, cegado a voluntad.
Limpien sus corazones, no los ensucien más,
Con lágrimas se podrán limpiar pero hace falta hacer más,
El alcohol ayuda a desinfectar pero en exceso te va a intoxicar,
Dejarlo en manos de alguien al azar,
Es igual que entregarse al vacío y caer hasta que te levanten o te mueras ya, cuando ganar y ganar es perder, cuando perder y perder es ganar.
Y así reiniciar, olvidar, dejar morir, reintentar, al menos, hacerlo con dignidad, sin ataduras ni malestar.