No se si es la lluvia
o el canto del río.
O un vuelo de pájaros
por un cielo dormido.
O el verdor de los campos
o un sendero perdido.
O una casa sin techo
al borde del camino.
No se si es el alba
de un cielo ya herido
o la luna de otoño
con sus pechos vacíos.
Pero algo me llama
entre el calor y el frio.
Por las olas sin playa
de un destino sin ruido.
Y voy sin llegar
desnudo y vestido
a la tierra que espera
como un último nido.