El genuino cariño nunca esta lejano
Su aroma alienta nuestra esencia
Paradigmáticas huellas del afecto
Alejando las neblinas de este mundo
Donde aún no despido mis anhelos.
Los océanos descifran sus melodías
Las montañas preservan sus secretos
El tiempo es una brisa sin angustias
Acariciando la tersura del firmamento
Piel del alma untada con los recuerdos.
No hay nostalgia cuando el canto
Reverencia el espiritual sustento
Cuitas campesinas del sortilegio
Runrún melodioso del silencio
Invisible sacrificio de los surcos.
Las calenturas del sol son desafíos
Sin lloriquear los desamores y olvidos
La sombra de los árboles son el hemiciclo
Para narrar los cuentos de los sueños
Interpretando el transcurrir del viento.
Los campos celebran a la libertad
Poseen la ingenuidad del horizonte
Intuyen cada misterio de la noche
Humano discernimiento de lo sufrido
Hondura sosegada de la conciencia.
EH