Gonci

El absurdo de la existencia

Cielo negro, un sudario de ceniza,

El sol agoniza, un grito en la tiniebla.

Aire corrosivo, veneno que se respira,

Lluvia de azufre, un castigo infernal.

 

Todo alrededor, un fétido hedor,

A carne podrida, a muerte y dolor.

Buitres hambrientos, festín macabro,

Sobre despojos, un negro altar.

 

Vagando errante, sin norte ni guía,

Oigo lamentos, en la fría mañana.

Siento la ausencia, de lo que tenía,

Mis ojos, velados por la melancolía.

 

Errante sombra, en un mundo sin luz,

Sin rumbo fijo, perdido en la bruma.

Huesos cansados, corazón en ascuas,

¿Qué sentido tiene, seguir esta lucha?

 

Muñecos de trapo, sin vida, sin aliento,

En esta tierra baldía, sin consuelo.

Olvidados, abandonados, al viento,

Un testimonio mudo, de tanto sufrimiento.

 

Mi alma, un pájaro enjaulado, anhela el vuelo,

Mi mente, un laberinto, sin salida veloz.

¿Qué cruel destino, me ha tocado vivir?

Quiero huir de este infierno, de esta atroz pesadilla.

 

Cunas ensangrentadas, pesadillas hechas realidad,

Cochecitos destrozados, por una mano cruel.

Banquetes macabros, en mesas vacías,

Habitaciones solitarias, testigos de la crueldad.

 

Y cuerpos solitarios, en la inmensidad,

Abandonados a su suerte, sin piedad.

Muñecos de trapo, sin vida, sin aliento,

Un testimonio mudo, de tanto sufrimiento.

 

Lloro sangre, mi alma se desangra,

Mi corazón, un puño cerrado y lleno de dolor.

Mis piernas, débiles, no pueden sostenerme más,

Mi cuerpo, una cárcel donde quiero morir.

 

¿Por qué, Dios indiferente?

¿Por qué tanta destrucción y dolor?

¿Es esta la única respuesta?

¡No puedo aceptar este cruel final!

 

Gonci