jvnavarro
DIARIO DE VERANO LVI (MARE NOSTRUM)
Del mar tomo sus diferentes tonos
para escribir este poema,
ahora que paseo por la montaña
veo a un lado la Albufera
y barcos que saliendo
del puerto de Valencia
por el horizonte navegando
se pierden de la vista,
ya son un punto negro
camino de nuevas tierras
Arrozales inmensos
al otro lado de la montaña
son profusas praderas,
observo mucha arena,
surge una flora nativa
sobre las dunas costeras.
Al otro lado de este escenario
se da una bahía inmensa,
llena de bloques,
rota la naturaleza
a cuchillazos y grandes vomiteras
de las cementeras.
Un llano de tintas secas
ofrece mis letras.
El mar cruje
por esta senda.
Contemplo un río que se navega
entre ponientes y ocasos
muertes y miserias
en otras épocas.
Un volcán que no rugue
me encuentro
con su boca llena de pintadas hechas
por grafiteros de manos ligeras
y una isla que parece
de margaritas muertas
escondiendo los misterios
de una lejana cultura ibérica.
El faro de los días de miseria
cuelga sobre unas rocas,
parece una maceta
con su flor en un otoño
sobre su tronco yerta.
Una playa tomada por hamacas
y huéspedes de todas las tierra
ya cerca se que me espera.
Por aquí la especulación
es como una droga que va directa
al corazón de la naturaleza.
Bajo deprisa entre peñas,
al final del recorrido
una media luna playera
funde al mar con la arena.
Se oye un cantar
en un chiringuito de madera,
bajo la sombra ligera
con guitarra rota por las penas,
alguien se toma mientras piensa
una refrescante cerveza.