Llaneza

La seducción

Yace en un lecho de rosas,

cubre su desnudez 

con un tul (rojo) de la pasión;

lo descorre y posa como diva 

frente al enigma de la mirada,

con un abanico de colores 

a la pasión desgrana,

su lenguaje corporal 

y el frenesí de las caricias 

hacen que, el placer sexual

sea reactivo o espontáneo,

con suspiros y el gemir

rompe los esquemas:

y por su álveo

fluye la savia humana.