Se fue alejando de a poco
sin prisa pero sin pausa
se ha quedado dormida
no sonarán las alarmas
Aquellas últimas horas
fueron también las primeras
de un cuerpo sin sufrimiento
de una presente ausencia.
Se fue dejando un vacío
que nada podrá llenarlo
como el epílogo inconcluso
del aquel borrador cajoneado
por un escritor moribundo
que jamás podrá terminarlo.
Cuando miro a lo alto
buscando dónde su estrella
con la vista no puedo verla
debo sentir su presencia
y hoy está allí
cercana a las Tres Marías
brillando más que las otras
pareciendo ser su sonrisa
alegrándose por nosotros
guiándonos desde arriba.
Cerré un segundo los ojos
para sentir con más fuerza
y al abrirlos de nuevo
titilando desvanecía
yo que tanto la conozco
se bien por qué lo hacía
fue todo con el propósito
de poder visitarla otro día.