Sebastian Mena

Ausencia

Se fue alejando de a poco

sin prisa pero sin pausa 

se ha quedado dormida 

no sonarán las alarmas 

 

Aquellas últimas horas

fueron también las primeras 

de un cuerpo sin sufrimiento 

de una presente ausencia.

 

Se fue dejando un vacío

que nada podrá llenarlo

como el epílogo inconcluso

del aquel borrador cajoneado

por un escritor moribundo 

que jamás podrá terminarlo.

 

Cuando miro a lo alto

buscando dónde su estrella 

con la vista no puedo verla

debo sentir su presencia 

y hoy está allí 

cercana a las Tres Marías 

brillando más que las otras

pareciendo ser su sonrisa 

alegrándose por nosotros 

guiándonos desde arriba.

 

Cerré un segundo los ojos

para sentir con más fuerza 

y al abrirlos de nuevo

titilando desvanecía

yo que tanto la conozco

se bien por qué lo hacía

fue todo con el propósito 

de poder visitarla otro día.