Los ayeres de la estación
Estaban allí, con sus bolsos al hombro de cuadernos rayados y lápices gastados, entre las risas y el olor a cáscara de naranja.
Absortos en su mundo, esperando la locomoción, sonaba de fondo una canción, el día se despedía, y ellos ni lo advertían, sólo se divertian.
Entre sus charlas; sobre el fin de semana, una pelea pasada, cómo el semestre terminaba, qué pareja se asomaba o qué drama se armaba.
Han pasado unas cuantas estaciones y todo sigue igual pero ellos ya no están, quizá se olvidaron de cómo regresar, quién sabe si algún día, volverán.
En esta misma esquina, la tarde emerge y trae de vuelta la canción que envuelve la emoción de los ayeres de esta vieja estación.
Scarlett- oru