En silencio aguardo, con el alma inquieta,
esperando un mensaje que nunca llega.
Las promesas de ayer, hoy son ausencia,
y el eco de tu voz se desvanece en la espera.
Los versos que escribí, ahora son testigos
de un amor que floreció entre los suspiros.
Mas el jardín de palabras yace marchito,
y el dulce universo se torna infinito.
¿Dónde están los susurros que me enloquecían?
¿Dónde las caricias que en letras venían?
El fuego interior poco a poco se apaga,
y la llama que ardía hoy es solo una brasa.
Busco entre las sombras tu esencia perdida,
recorro los versos, nuestra historia vivida.
Mas solo encuentro el eco de lo que fue,
un sueño truncado, un amor que se fue.
Poemas del alma, ahora son mi consuelo,
refugio de emociones, de un amor en vuelo.
Aunque ya no escribas, tu huella perdura,
en cada palabra, en cada aventura.
Quizás algún día, cuando menos lo espere,
llegue otro mensaje que el alma acelere.
Mientras tanto, viviré de los recuerdos,
de aquellos susurros, de aquellos versos.