Raiza N. Jiménez E.

El Don Maternal.-

Deambula mi mente y arrastra a mi alma.

Por pasajes inciertos se mueve mi cuerpo.

Voy retando a mi verdad con plena calma.

Me busco y tropiezo con mi carácter terco.

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En ese precario recorrido a mi madre evoco.

Ella solo me miraba y parecía leer mi mente.

Hoy veo a mis hijos intuyo y no me equivoco.

La capacidad de ver sus almas es inclemente.

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La predicción materna ante el hijo es un don.

No dudo de la agudeza que tiene una madre.

Y en la expresión de amor da alma y corazón.

Ingenio de alma tiene al elegir a su comadre.

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¡La unión madre-hijo tiene un don de sagrada.

Esa natural alquimia, no puede ser vulnerada!