Deambula mi mente y arrastra a mi alma.
Por pasajes inciertos se mueve mi cuerpo.
Voy retando a mi verdad con plena calma.
Me busco y tropiezo con mi carácter terco.
**-**
En ese precario recorrido a mi madre evoco.
Ella solo me miraba y parecía leer mi mente.
Hoy veo a mis hijos intuyo y no me equivoco.
La capacidad de ver sus almas es inclemente.
**-**
La predicción materna ante el hijo es un don.
No dudo de la agudeza que tiene una madre.
Y en la expresión de amor da alma y corazón.
Ingenio de alma tiene al elegir a su comadre.
**-**
¡La unión madre-hijo tiene un don de sagrada.
Esa natural alquimia, no puede ser vulnerada!