"Después de arder,
el infierno, ya es sólo humo"
Roberto Iniesta
Amaneció, el rastro se ha secado,
las amapolas fosforecen con su canto,
la luna se reestablece más allá
de mi cielo finito.
Amaneció, un amanecer robado,
desgajado de rocío,
frío y transparente,
reconstruido.
Igual que ayer amaneció,
pero diferente de siempre,
un poco menos sin luz,
sin tantos ruidos de gente.
Y el eco, enclaustrado de mi piel,
roe la palidez de mis manos,
y aunque inmóviles mis ojos
y mis labios... amaneció.