(Páramo de disonancias al estilo nipón)
I
Es sintomático
que sólo quede un cambio:
el cambio a mejor.
II
Mientras sol fragua
la nube, huyen, aprisa,
trombas de sed.
III
¡Viene la muerte…!
Y el tiempo contradijo
su mala vista.
IV
Detrás del llanto
estás, cerrada, tú,
a cal y pena.
V
La paz naufraga
cuando Dios mete el dedo,
adrede, en la sombra.
VI
Del muerto al rey.
Todos somos iguales
ante la infamia.
VII
Cuanto más beso
más probable resulta
salir iluso.
VIII
¿Lloras, pues, cielo?
Se supone que el mundo
es un disfraz.
IX
Rabia que rueda,
noche, a golpes, cerrada,
toque de nuncas.
X
Desasosiega
ver calladas las dudas
de una fe ciega.
XI
Y en su insumisa
boca, bailó, radiante,
una tormenta.
XII
Llegaré a nado
a mis sueños el día
menos propicio.
XIII
Lo que me aterra:
odios desenterrando
hachas de vida.
XIV
Ríe la escarcha,
y, en tus ojos, la aurora
se pone en pie.
XV
Sin la cochambre
del lujo, qué monótona
su huelga de hombre.
XVI
Tanto me espacias
que, como poco, quiero
darte las noches.
XVII
De mar rellena
la herida, y ebria, encima,
la luna, sola.
La otra luna de la cara (2024)