Creí haber agotado mis versos…
en esa añoranza atroz...que me subyuga el alma.
Pensé haber consumido mi aliento…
en esa pesadumbre agobiante…que me abruma la vida.
Pensé y creí haberte superado,
que ya tu olvido se había consumado,
que tu recuerdo ya era parte del pasado,
y que mi corazón herido …ya había sanado.
Supuse tantas cosas,
presumí que en mi soledad habías naufragado,
y en mi silencio te sepultó la indiferencia,
que la nostalgia era una crisis existencial,
que era ya algo normal…sentirse, así como inerme.
Creí que lo natural era acostumbrarme a tu abandono,
y que tu ausencia era lo lógico,
que después de tanta distancia…
y después de tanto tiempo de esta dilatada espera…
tú ya te habías convertido en nada.
Errónea conclusión,
falsa apreciación la mía,
incorrecto fue interpretar los exiguos latidos del pecho…
creyéndolos exánimes…como si ya hubieran soterrado lo querido…
como si todo lo que nos habíamos amado…ya no existiera.
Existe, se siente, y arremete todavía…
amanece conmigo…
y va clavada en la imaginación toda la jornada,
llega la noche y centellea en el crepúsculo…como estrella fugaz,
emerge en madrugada como insomnio…
y pernocta en el limbo de mis sueños incumplidos.
Tú no te has ido aún…aún sigues aquí…enredada entre mis versos.