Mientras nos desvanecemos al son de las mariposas amarillas,
donde no llega el vapor de los rosales,
donde las guerras lo corrompen todo y los ejes de tiempo se averían
dejándonos a merced de los espejismos estáticos
dando todo vueltas en redondo
mientras se repiten nuestros pecados y condenas de generación en generación
y donde nuestros descendientes pierden el valor y el coraje que algún día tuvimos
y aunque encuentren el amor, será tarde
el viento cálido que ha de borrarnos ha empezado a soplar
y no hay nada que podamos hacer
porque las estirpes condenadas a cien años de soledad
no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.