Hoy, quise elegir mi batalla, en mi alma,
la pelea interna que devora mi entraña,
el no decidir abandonar mi sueño,
en el cual soy tu único dueño.
No tengo más armas para afrontarla,
se me han acabado todas las palabras,
la poesía, la métrica, las rimas,
se ha quedado solo mi lamento.
Hoy, hice la elección de la batalla,
la más sangrienta, la más osada,
de todas las que he enfrentado,
sin cuartel, sin miedo, sin esperanza.
He decidido reconquistarte, hoy,
usando la inteligencia centenaria,
mandarte un beso y unas flores,
escribir una carta, decir una oración.
Aún tengo muchas más batallas,
tal vez enormes, quizás obscuras,
el miedo no me acompañará,
en estas jornadas que faltan.
Reconquistar lo que siempre fue mío,
de cualquier personaje tan impío,
tan cruel, tan escabroso,
lo haré pedazos, te lo juro.
Y llegará el momento de rendirse,
ante tus pies, ante tu alma,
plantando mi pendón de la batalla,
en lo que siempre será mío.